jueves, mayo 18, 2023

 




mamafuriosa


Todos los días empiezo la lucha, todos los días duermo en la lucha, todos los días sigo en la lucha… la lucha constante e imparable. Todos los días choco contra el mismo muro, a veces porque quiero, otras porque puedo y, a veces, paso de largo…pero nunca, nunca dejo de luchar.

Maternar en tu espacio y no ser invadida es casi un privilegio, a pesar de que socialmente sabemos que no debes intervenir en las maternidades de otras… ahora mismo, yo me pregunto: ¿y por qué no intervenir?- a modo de opinión, sin invadir por supuesto! -  Cuando ante tus ojos y tu “humilde opinión” pareciera que esa figura materna solo está pensando en ser un adulto acompañante y jamás pensó en el niñe? - porque… perdón!, pero hasta dónde uno puede tolerar ver cómo le dan de desayuno a un hije un paquete de doritos (...si, doritos - esos picantes - a las 8.00am), o bien, cómo tolerar que dos niñ@s antes de entrar al colegio, haciendo la hora, “jueguen a pegarse” (un adulto acompañante por ahí te van a decir: ”ah, es que cuando chicos jugábamos a eso y nunca me pasó nada, mírame ahora, soy super normal) y más cotidiano aún, niñ@s sentaditos pegaditos al celu con una excusa baratita de “es que necesito que aprenda a esperar” - o simplemente sin excusa. 

Ser cuidador requiere un manejo de información, en este caso, deberíamos saber de nutrición, neuropsicología y otras áreas que seguramente ni conozco, porque solo soy madre y no tengo una profesión afín a ninguna de las dos disciplinas mencionadas. Sin embargo, me da el pase para reflexionar en torno a ello y sentarme a pensar respecto a ¿dónde está el trabajo personal para erradicar esa especie de adultocentrismo?, lo que estás cuidando es a un infante! Parece que se ha perdido de vista que no se está creando la versión pequeña de ti mismo, sino una nueva y mejor versión, una mejor hecha, con cuidados apropiados y versionados desde la empatía, transmitiendo seguridad, autonomía, felicidad… palabras que he leído por ahí y son el motor para esta la lucha personal maternal que me permite alzar la voz levantar la mirada para convertirme en esta mamá furiosa con lo que veo a mi alrededor - no con mis propios hijos- y que después deriva en mamá amorosa y simpática, cuando finalmente me doy cuenta de que “no soy la mamá de esos niñes”.


Y tú, cómo maternas?