Y es que era tal el complemento entre el instrumento y el músico que creí estar en otra dimensión, 'el hombre tiene un don'. A ratos me sentí resignada a escuchar canciones que reconozco jamás haber oído antes, sin embargo fueron agradables recreos, para una bailarina que afloró al escuchar 'jingo lo ba' y 'soul sacrifice'de manera hiperventilada. La dinámica entregó la opción de 'siéntate y escucha' o de 'párate y baila', ambas hasta quedar saturado ( intentemos tomar el buen sentido de esta palabra)
Lo que más me gustó es que no era un dvd, ni un vhs, ni un cd, tampoco history channel hablando de este artista. Fue él en carne y hueso, con su guitarra de melodías sabrosonas y una que otra rockera. El repertorio estaba apto para todo público, no exige mayor devoción por su catalógo musical, pues cuenta una historia pasada en cada canción y resulta gratificante solo observar la dedicación y habilidad para explorar un instrumento legendario. Se agradece el interés que despierta, lo entretenido y vigorizante. Una 'máquina del tiempo' si algo sabemos de lo que él fue en los 70's y lo que ha sido durante todos estos años...
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