Casi me encantas!

Siempre imagino teleseries, pero de todas ésta lleva una posición privilegiada en un top five (de las otras cuatro, algunas pasaron, pasarán y están pasando). Un rollo, una película, una ilusión, pero siempre una historia, la que nunca terminas de escribir y la que deseabas que comenzara de una vez por todas. Casi me encantas puede ser solo la punta del iceberg, cuya base es el remordimiento del “pude haber hecho esto” … pero bueno, los errores también se pagan si no los cometes. Aunque unos más caros que otros, dependiendo de qué tanto pusiste en riesgo, pero el precio más caro es cuando apuestas a la más valiosa de todas: ella, la pensadora. Ay! de aquéllas que por usarla la perdieron, porque aunque nieguen 99 veces la número 100 siempre será admitir y estarán por largo rato intentando retroceder la numeración… esto, afecta. Pero no se preocupen, porque en algún momento pasará y comprenderán que sí hay cosas de las cuales arrepentirse, entendiendo además, que es mucho mejor y más digno si se trata de lo efectuado y no de lo imaginado. 

Para las piojentas y vengadoras, decir casi me encantas es lanzar un balde de agua fría para los que habitan en nubelandia, un choque sorpresivo que los impacta -pero que según ellos no les importa… aunque la única forma de saberlo es averiguando. Para las sentimentaloidas, una forma de evidenciar la expectativa del “si, lo admito”, pero mejor no. Y para las frívolas, casi me encantas, casi me gustas, casi te creo… casi te quiero, ups!